Que o quien es Dios, es quizás una de las preguntas mas controversiales y enigmáticas que puedan existir. Muchos grandes filósofos y científicos se la han hecho y siempre sus respuestas han conllevado a divergencias. Para los ateos Dios el creador del universo es creación del mismo hombre que con su sed de encontrarle explicación a lo desconocido deja de razonar en temas muy profundos para caer en la creencia de que no tiene una explicación que no se Dios.


Explorar la naturaleza de Dios es importante porque las creencias acerca de este fenómeno vital varían ampliamente.
Algunas personas luchan comprensiblemente con las imágenes del Creador enseñadas por las religiones antiguas. Se preguntan por qué muere su hijo o por qué ocurre tanto sufrimiento si un Ser Supremo es realmente tan amoroso, poderoso y omnisciente. Algunas personas se sienten justificadamente enojadas y se preguntan si existe realmente Dios o la vida después de la muerte.
Todas esas son preguntas justas que invariablemente surgen de un modelo de una deidad separada similar a la de un superhombre.
Sin embargo, mucha evidencia colectiva indica que la Fuente no es un gran hombre barbudo sentado en un trono en el cielo en algún lugar. La evolución de la humanidad se ha visto obstaculizada por ver a un Poder Superior a nuestra imagen, en lugar de darnos cuenta de que fuimos creados a imagen del Espíritu.
Durante mis estudios de teología, Dios fue definido como el poder más alto que puede ser concebido. Mi imagen más elevada de este fenómeno es la del amor, la paz, la creatividad, la sabiduría y el poder.
En su libro The G.O.D. Experiments, el Dr. Gary E. Schwartz utilizó el acrónimo G.O.D. para representar el proceso universal de “guiar, organizar y diseñar” en la vida. Este fenómeno ha sido históricamente llamado con muchos nombres por las religiones, por ejemplo, Yahvé, Dios y Alá.
Añadí las letras E y L que significan Energizar y Amar. El acrónimo E.L.G.O.D. describe más de los atributos de esta inefable Fuente de Vida. Las letras adicionales E y L también honran los nombres antiguos de lo Divino. El o Al- las palabras raíz de Elohim, Eloha, Allah, y otros nombres sagrados – significaban Eso, Aquel, o Aquel que se expresa de manera única a través de todas las cosas.